El invierno y las condiciones propias de esta estación pueden provocar que la piel se seque, se irrite o que aparezcan eccemas o prurito. Aprende a identificar las causas de los problemas de la piel durante el invierno.
La mayoría somos conscientes de que debemos prestar un cuidado especial a la piel durante el verano para protegerla de los efectos nocivos del sol y del calor.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que el invierno y las condiciones propias de esta estación como el viento frío, las heladas y el aire seco de los sistemas de calefacción también son un problema para la piel, ya que puede secarse, picar, inflamarse o padecer erupciones.
Repasemos las causas de los problemas cutáneos en invierno y cómo combatirlos.
Durante el invierno, la piel se ve expuesta con más frecuencia al aire seco, tanto al aire libre como en zonas interiores, lo que causa que su superficie pierda hidratación y se seque con mayor rapidez.
Al aire libre, los culpables de la sequedad cutánea son los bajos niveles de humedad y el aire frío; En ambientes cerrados, en cambio, los encargados de consumir la hidratación que tanto necesitamos es el aire caliente de los sistemas de calefacción y los baños y duchas de agua caliente que nos damos para reconfortarnos.
Esto hace que la piel pierda la capacidad para protegerse de las condiciones adversas, las bacterias y los alérgenos.
En invierno, la ropa que usamos para proporcionarnos calor hace que nuestra piel sea más susceptible a padecer dermatitis, que es una forma de inflamación que puede provocar hinchazón, rojez y picor. Los jerséis de lana de fibras gruesas, por ejemplo, pueden desencadenar desde una simple irritación cutánea hasta una grave dermatitis alérgica por contacto. Por otro lado, la tendencia a llevar ropa más ajustada en invierno hace que la piel tenga un mayor contacto con posibles elementos causantes de irritación, como el sudor, las fibras sintéticas (p. ej. el látex), los tintes químicos de la ropa o incluso los elásticos.
Cuidados de la piel durante el invierno
Afortunadamente, existen varias formas de minimizar los efectos nocivos del invierno en la piel. Cuando estés al aire libre, protege tu piel con guantes, bufandas y gorros, y aplícate crema solar contra los rayos UV. Cuando estés en ambientes cerrados, utiliza un humidificador para contrarrestar los efectos deshidratantes de los sistemas de calefacción. Evita las duchas y los baños prolongados de agua caliente, ya que deshidratan la piel. Intenta bañarte o ducharte con agua templada y utiliza jabones suaves. Escoge ropa cómoda y transpirable para evitar una fricción excesiva y aléjate de las telas que irritan la piel. Para terminar, utiliza una buena crema hidratante y utilízala para mantener la piel hidratada, en especial, justo después de la ducha o de tomar un baño.
Sabías que...
No solo llevar guantes, bufanda y gorro pueden minimizar los efectos nocivos de la piel, sino también evitar las duchas y los baños largos de agua caliente.
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